Autonomía Personal
RESUMEN:
Manuel Buitrago, un joven venezolano con síndrome de Down, estuvo en la sede de DOWN ESPAÑA para contarnos cómo han transcurrido sus 32 años de vida, que podríamos resumir así: Técnico Superior Universitario en Educación Especial, carné de conducir desde los 21 años y separado de una mujer sin discapacidad
LA VIDA DE MANUEL BUITRAGO
“Estuve casado con una mujer sin discapacidad”
Tener síndrome de Down y una carrera universitaria no es algo habitual, desde luego, aunque ya nadie lo pone en duda después de la repercusión mediática que ha tenido Pablo Pineda, el primer licenciado europeo con trisomía 21 y ahora también actor consagrado con la Concha de Plata gracias a ‘Yo también’. Pero no es el único ejemplo de superación de estas características.
Hace unas semanas, Manuel Buitrago, un joven venezolano con síndrome de Down, estuvo en la sede de DOWN ESPAÑA para contarnos cómo han transcurrido sus 32 años de vida, que podríamos resumir así: Técnico Superior Universitario en Educación Especial, carné de conducir desde los 21 años y separado de una mujer sin discapacidad.
Su ex mujer, arquitecta de profesión, es dos años mayor que él, y con ella incluso llegó a plantearse tener hijos y formar una familia. Como le puede ocurrir a cualquier pareja, la relación no terminó de funcionar y se separaron después de varios años de convivencia.
Los padres de Manuel no descubrieron que tenía síndrome de Down hasta la edad de tres años, durante una visita rutinaria al oftalmólogo. Él supo de su discapacidad a los dieciséis y conocer la noticia le permitió tener una explicación a sus dificultades de aprendizaje y las razones por las que aprendió a leer con diez años: “Me sentí muy bien después de aceptar que tenía síndrome de Down”, asegura.
Este diagnóstico tardío pudo ser, paradójicamente, parte de la clave de su éxito pues, dice Manuel, siempre “me han educado de igual manera que a mi hermana, exigiéndome como a cualquier otra persona”. Cuando era pequeño, continúa, “me llevaron a una escuela de educación especial, pero mis padres comprendieron que ése no era el mejor ambiente”, por lo que terminó sus estudios en la escuela ordinaria.
Ahora, él devuelve esas enseñanzas a pequeños con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down. “La Constitución de mi país dice que cualquier discapacitado puede ser auxiliar de Educación, siempre y cuando tenga la capacidad requerida para el puesto”, dice Miguel, insinuando que su situación no tiene nada de extraordinario.
Su trayectoria vital hizo que en 2006 el Gobierno de Venezuela le invitara a participar en la revisión de la Ley de Protección a las Personas Discapacitadas del estado de Barinas (Venezuela). Además, ha trabajado en diferentes empresas, como McDonald’s (donde fue empleado del mes), Chrysler y Bareca (mensajería), entre otras.
Como no podía ser de otra forma, su madre, orgullosa, prepara ya un libro con la historia de superación de Manuel.