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RESUMEN:
Los padres de Evie, una niña inglesa con síndrome de Down, afirman que la capacidad lectora de su hija se encuentra un año por delante de sus compañeros en el colegio inclusivo gracias a que desde que nació la han estimulado con música
Noticia
La música como estimulación
Los padres de Evie, una niña inglesa con síndrome de Down, afirman que la capacidad lectora de su hija se encuentra un año por delante de sus compañeros en el colegio inclusivo gracias a que desde que nació la han estimulado con música.
Según las pruebas de capacidad, su comprensión y velocidad lectora corresponde a la de una niña de ocho años y medio: un año y medio superior a su edad cronológica.
En opinión de Simon y Jo Kent, sus padres, la clave de la excelente aptitud de Evie es la música. La pareja afirma haber cantado a su hija cada día desde que nació; “incluso antes de su nacimiento”, comentan, ya que no había día en que no pusieran música a la niña cuando estaba en el vientre materno. “Esa es la razón de que Evie haya progresado más allá de algunos de sus compañeros de colegio”, afirma la pareja.
Esta familia de la ciudad de Portsmouth, en Inglaterra, no entiende la vida sin la compañía de la música. Tocan instrumentos y cantan en casa a diario, y siempre han utilizado canciones y rimas infantiles adaptadas como apoyo lectivo para Evie.
El padre, de 35 años, afirma haber “bombardeado con música” a la niña desde que supieron que esperaban un bebé: “Mozart era uno de los compositores que más utilizábamos cuando mi mujer estaba embarazada. Es sabido que la música puede estimular el cerebro”.
Para ellos, este uso de la música como vehículo de expresión y como refuerzo de los conocimientos ha ayudado a Evie en muchos aspectos. Simon comenta que “cuando era pequeña le cantábamos las instrucciones para ayudarla a vestirse, lavarse o para que se durmiera”.
El momento del diagnóstico
La pareja, que hace cuatro meses dio a Evie un hermano, supo que su hija nacería con síndrome de Down a raíz de un defecto cardíaco detectado en una exploración a las 20 semanas de gestación. “Fue un shock, pero pasadas 24 horas nos habíamos hecho a la idea y nos pasamos los siguientes meses leyendo, informándonos sobre cómo podríamos ayudar a nuestra hija a vivir su vida de la mejor forma" afirma Jo, de 33 años.
La madre recuerda que “su problema cardiaco le causaba mucho cansancio, incluso la agotaba el simple hecho de alimentarse, por lo que solía cantarle para mantenerla despierta mientras lo hacía. Además, tras nacer, la niña tenía tendencia a abrir sólo uno de sus ojos, así que también le cantaba para estimularla y animarla a que abriese ambos”.
Cuando salieron del hospital y llegaron a casa, comenta Jo, procuraron tener habitualmente música puesta, de forma que incluso antes de que la niña pudiera hablar, Evie usaba su cuerpo para expresarse. “Bamboleaba su cuerpo si quería una canción, y era capaz de reconocer las melodías que había escuchado”, afirma.
Jo es terapeuta del habla, y desde su conocimiento sabe que “el habla y el lenguaje de Evie están muy desarrollados, algo que no es habitual en niños con síndrome de Down, y además tienen unas excelentes habilidades auditivas”. Jo menciona que la niña “es muy buena en la fonética utilizada para enseñar a leer y creo que todo el trabajo que hemos hecho con ella en cuestiones como la rima, la música y el ritmo la han ayudado mucho”.