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15/06/2014 · Investigación, Estudios y Biblioteca -> Estudios e investigación científica
A lo largo de su vida, la persona con discapacidad intelectual puede desarrollar alguna forma de enfermedad mental; es decir, su problemática se añade y suma a la de la discapacidad. Pero lo hace de una forma especial porque la discapacidad modifica el contorno, la apariencia, la sintomatología de la enfermedad mental, por lo que la hace menos reconocible para quien no está especializado en analizar el entramado resultante de ambas condiciones. El síndrome de Down no es ajeno a esta realidad. Se afirma que el 25-30% de las personas con síndrome de Down padecen alguna forma de enfermedad mental a lo largo de su vida. En ocasiones una misma persona muestra más de un tipo de trastorno mental. Todos los autores concuerdan en que el tipo de trastorno mental más frecuente en el síndrome de Down es el que afecta al estado de ánimo: la depresión, el trastorno bipolar y el estado distímico.
19/10/2012 · Salud y Envejecimiento -> Atención psicológica
Cuando un adolescente o un adulto con síndrome de Down se muestren agresivos,impulsivos, demasiado rebeldes o estén adoptando otro tipo de conductas problemáticas que interfieran con la vida cotidiana, es extremadamente importante intentar determinar qué es lo que está desencadenando esa conducta
17/10/2012 · Salud y Envejecimiento -> Diagnóstico
En general, hay dos formas por las que se puede desencadenar una enfermedad mental en cualquiera de nosotros: por causas físicas, como las alteraciones bioquímicas o estructurales del cerebro o por una enfermedad, o por lo que los profanos suelen denominar «estrés» o «factores estresantes», o por la combinación de ambos factores. Podemos utilizar muchas estrategias para ayudar a una persona con síndrome de Down a manejar su estrés
01/02/2012 · Autonomía Personal -> Habilidades sociales
Las personas con síndrome de Down pueden desarrollar rutinas maladaptativas cuando eligen opciones inadecuadas con respecto a su conducta, y después esto se convierte en una pauta habitual. El proceso específico para adquirir un hábito problemático puede explicarse si tenemos en cuenta la asociación que existe entre los hábitos y el proceso químico cerebral de un trastorno obsesivo-compulsivo. En una situación de estrés mantenido, las sustancias químicas cerebrales necesarias para activar la sinapsis existente entre las terminaciones nerviosas (neurotransmisores) pueden volverse deficitarias y, por consiguiente, más similares a las deficiencias químicas observadas en los trastornos obsesivo-compulsivos. Como consecuencia de ello, el hábito puede volverse más rígido y maladaptativo
01/02/2009 · Salud y Envejecimiento -> Diagnóstico
Tener una memoria visual verdaderamente increíble es una característica maravillosa de muchas personas con síndrome de Down. Si bien existen muchas ventajas derivadas de esa excelente memoria, ésta también puede ser una fuente de preocupaciones. Los puntos fuertes y los puntos débiles característicos de la memoria de las personas con síndrome de Down deben ser cuidadosamente considerados, siempre que un adolescente o un adulto con síndrome de Down estén siendo evaluados por cuestiones relativas a la salud mental
01/06/2008 · Salud y Envejecimiento -> Atención psicológica
El duelo y la pérdida ejercen un impacto importante en las vidas de las personas con discapacidad intelectual. Aunque va aumentando el esfuerzo por definir los síntomas que predicen los trastornos funcionales que se desarrollan a largo plazo, se conoce poco sobre la mala adaptación que puede existir en el duelo de las personas con discapacidad intelectual. Examinamos la fenomenología del llamado duelo traumático en la población general, y lo comparamos con lo que sabemos sobre las manifestaciones de duelo en las personas con discapacidad intelectual. Aplicamos las modernas teorías de duelo y su resolución a lo que ocurre en estas personas, con el fin de subrayar las posibles áreas de vulnerabilidad que tienen y de proponer bases sólidas de intervención que ayuden a adaptarlas a la pérdida. Concluimos que las personas con discapacidad intelectual deben ser consideradas como candidatas potenciales a intervenciones dirigidas a favorecer la evolución de su etapa de duelo